En el número de septiembre a excepción de dos empresas el resto estaban realmente intentando sobrevivir a "la tormenta perfecta". Gracias a los reportajes he visto como el sector auxiliar del automóvil lo está pasando fatal. Concretamente, en el País Vasco los talleres de reparación de automóviles no han recibido ayudas-en Galicia, Asturias sí- con lo que apenas invierten en comprar maquinaria nueva (muchas de ellas tienen 20 años y prefieren reparar a comprar). Nosotros los usuarios, antes cambiábamos el aceite cada 4000 kilómetros y con la crisis cada 7000. Así que esto es una cadena. Otro de los sectores afectados son las empresas que fabrican controles eléctricos puesto que al no construirse apenas, las estaciones de ski tampoco invierten y los centros comerciales se abren con los dedos de una mano, no entran nuevos proyectos, pero gracias a la fidelidad de sus clientes mantienen subida la persiana. Los que suministran materiales de construcción al pequeño y mediano constructor ahora han abierto mercado al grande porque sino su facturación caería más de un 20%. Y así podemos seguir con los instaladores de máquinas de climatización o con hoteles recién inaugurados. Por suerte, ha habido otras que han aprovechado la crisis para reinventarse. Haizelan ha creado Ingurubide, un centro de recursos sostenibles para la reforma y rehabilitación de una casa o de un local, Training Express Norte, que abre sus puertas para enseñar idiomas con el sistema Skype y que triunfa en todo el mundo o Serikat una consultora tecnológica que está tratando de abrirse mercado en Madrid. Como siempre, las crisis dejan a unos en situaciones peliagudas y a otros les abre nuevas oportunidades.
